viernes, 25 de julio de 2008

Caja de fósforos



Todos nacemos con una caja de fósforos adentro, pero que no podemos encenderlos solos... necesitamos la ayuda del oxígeno y una vela. En este caso el oxígeno, por ejemplo, vendría del aliento de la persona que amamos; la vela podría ser cualquier tipo de comida, música, caricia, palabra o sonido que engendre la explosión que encenderá uno de los fósforos. Por un momento, nos deslumbra una emoción intensa. Una tibieza placentera crece dentro de nosotros, desvaneciéndose a medida que pasa el tiempo, hasta que llega una nueva explosión a revivirla. Cada persona tiene que descubrir qué disparará esas explosiones para poder vivir, puesto que la combustión que ocurre cuando uno de los fósforos se enciende es lo que nutre al alma. Ese fuego, en resumen, es su alimento. Si uno no averigua a tiempo qué cosa inicia esas explosiones, la caja de fósforos se humedece y ni uno solo de los fósforos se encenderá
nunca.

miércoles, 2 de julio de 2008

Muchas cosas

Hay muchas cosas que me hacen pensar en ti. El brillo de tus ojos en mi sueños. Las ganas de ser de tu corazón, la única dueña. Y esa alegría que cuando te fuiste perdí. La que me viene cuando me abrazás. La que en mi alma hiciste florecer. La que me viene sólo cuando estás, y no quiero perder. Alguna cosa hace que termine mi canción, y alguna otra dice que será inmortal. Tan terriblemente y locamente inmortal, como el amor inmenso que siento con vos. Que a mí trajiste por primera vez, aquel que nunca, nunca cambiará.